domingo, 20 de marzo de 2016

Breve Historia de una profesión

La profesión docente en México tiene distintas aristas que son producto del desarrollo histórico de una actividad que tiene en este país una gran tradición que procede de las raíces mismas de la cultura prehispánica.



Cuando los españoles llegaron a la mítica Tenochtitlán, encontraron un sistema educativo estructurado por varias formas de enseñanza, que encontraban en el Cuicacalli, Telpochcalli y el Calmec, los lugares donde no solo se impartían conocimientos  sino las personas que “daban rostro a los demás”,  los temachtiani. Largas son las alabanzas que los padres brindaban a estos eruditos al confiarles a sus hijos, con la esperanza de que recibieran una instrucción esmerada.

La conquista trajo consigo una destrucción de este bien armado sistema educativo y lo sustituyó por varias formas de educación en las que la curricula únicamente tomaba en cuenta el aprendizaje y difusión de la religión católica, así como una instrucción más esmerada para las capas minoritarias de españoles, pero que a diferencia de la educación indígena se encontraba desarticulado y poco desarrollado, pues la mayoría de colegios y opciones educativas se concentraban solo en la zona centro y algunas poblaciones al interior de la república.  Durante este periodo independientemente de la estructura gremial que privaba en todos los oficios que los españoles trajeron a la nueva España[1], existía el gremio del nobilísimo arte de enseñar a leer, escribir y contar,  que encontraba en San Casiano[2] la figura del Santo Protector y conformaba en torno a él una cofradía[3]  aunque solo existía en la ciudad de México, la figura del el padre lengua[4]  fue igualmente importante.

Durante el periodo independiente (1821-1876) dos nombres se mezclaran entre el caos y los intentos desesperados  de conformar una nación, el escuelero y la amiga[5], cada uno haciendo referencia a una realidad y una condición particular que llenaron un vacío que poco a poco fue configurando  el sistema de enseñanza y  dando lugar a la gran hazaña educativa del siglo XX.

La configuración de la docencia que opera hoy en día en todos los planteles del país es compleja,  extensa y poco homogénea.  Las distintas formaciones de los maestros, la historia de cada nivel educativo y sus condiciones institucionales (el desarrollo y consolidación de los modelos educativos, así como las necesidades y  formas de organización y gestión, el acceso y permanencia en el servicio, etc.), permiten entender el porqué existe esta diversidad.

El siglo XX, tendría entre sus manos dos tareas fundamentales, en primer lugar separar definitivamente la educación religiosa de la instrucción y también conformar un sistema educativo para la mayoría de la población, ya que para 1910 se calcula que solo 20% de la población sabía leer y escribir[6], números que hoy en día se han revertido aunque el porcentaje de analfabetismo en el territorio sigue siendo muy alto,  8.8 millones de analfabetos[7].  En torno a esta hazaña se preparo la formación de maestros y para ello se inició la conformación de la educación normal rodeándola de un gran misticismo y un carácter nacionalista. La historia de la educación secundaria está enclavada en esta lucha, pues sus inicios se justifican en el sueño de conformar una nación moderna y organizada.  La primera secundaria que tuvo el país tuvo su primera cede en el antiguo colegio de San Pedro y San Pablo, en la que permaneció hasta 1928 teniendo ya 900 alumnos y que tendría su recinto definitivo en  la calle de Regina  111, con el nombre de Cesar A.Ruiz[8].  Los primeros maestros que tuvo esta escuela fueron profesores enviados a Estados Unidos durante tres meses y de cuyas investigaciones surgió el Departamento de Educación Secundaria de la Secretaria de Educación Pública y la estructura y funcionamiento que permea a dicho nivel educativo hasta nuestros días. 

 En 1942 comenzó a funcionar en la Ciudad de México la primera escuela normal especializada en formar maestros de secundaria, la Escuela Normal Superior de México (ENSM).  Muchos han sido los embates que el estado ha dado a esta escuela el más plausible es el negarle la autonomía y aplastar de manera clara todo intento de independencia.

Sin duda todo este pasado se combina terriblemente en el ejercicio de un oficio que parece haber olvidado su trayectoria y se empeña en arrastrar tras de sí los peores fantasmas de un pasado glorioso. Ahí está la vocación [9],  ese reducto que conecta lo religioso  con el mercado, y que sirve para esclavizar a los docentes y justificar los peores abusos contra el magisterio.




[1] En donde se podía distinguir una organización basada en la figura de maestros (como artesanos expertos), oficiales (como artesanos en formación) y aprendices (como iniciados en un oficio)
[2] San Casiano encarna de cierta manera la  premonición de un destino  trágico, San Casiano fue un hombre que al negarse a adorar a los ídolos romanos murió desollado por sus propios alumnos, con los mismos objetos con los que el esclavo cristiano les enseñaba a leer y escribir.
[3] Javier Tirzo Gómez,  Orígenes, simbolismo e iconografía del maestro mexicano, (México: UPN, 2007) p. 53.
[4] Eran clérigos en su mayoría Frailes que enseñaban a los indígenas la formación religiosa, hablándoles en su propio idioma, instruían en la religión, las letras y castellanizaban a los indígenas.
[5] Estos dos nombres se mezclan en un momento decidido de la laicización de la enseñanza, los escueleros era el nombre popular con el que se conocía a los miembros de la comunidad lancasteriana, mientras que las amigas eran mujeres que enseñaban a las niñas algunos rudimentos de escritura y actividades como la costura.
[6] Norelly R. González. Porcentajes de analfabetismo en México. México Revista A-Z, Noviembre 2012, consultado desde internet el 15 de enero de 2014 desde: http://www.educacionyculturaaz.com/educacion/porcentajes-de-en-mexico-analfabetismo/
[7] José Narro Robles y David Moctezuma Navarro. Analfabetismo en México una deuda social. (México: INEGI, 2012). P 3.
[8] Departamento de Educación Secundaria. El nombre de Cesar A. Ruíz le fue otorgado a la Escuela Secundaria No. 1, el día 23 de Octubre de 1939/ AHSEP, Escuela Secundaria Federal  No.1. caja 24, expediente 1, legajo 3, periodo 1935.1939.
[9] Cuando Max Weber escribió El político y el científico, derrumbo una idea que había estado en el seno mismo de muchas profesiones, la gente nace para serson siempre las condiciones sociales las que determinan a que se dedicará una persona, son las habilidades que un sujeto logra desarrollar las que determinan, que tan eficiente será un sujeto el día de mañana a la hora de dedicarse a un empleo. El caso de la vocación en México es un tema por demás triste, pues esconde mucho del pensamiento mitológico que subyace a nuestra concepción de la vida. "Es buen maestro, -tiene Vocación", resulta ser la afirmación más falsa y utilitaria que puede darse a un profesional de la enseñanza.  Es negar que el individuo actúa responsablemente, es también negarse la autonomía de acción.  Las cadenas que la idea de la vocación impone, son grandes lastres, una persona con vocación tendrá necesariamente que ser sacrificada en nombre de su misión, tendrá que incluso desprenderse de tiempo, esfuerzo, comida, en el plan más desinteresado posible.  No puede existir un lastre más grande,  que vivir esclavizado y amar la cadena


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