Entender el nuevo curriculum de la educación básica (El modelo Educativo 2016), no será posible sino se reflexiona lo suficiente en el modelo educativo anterior, me refiero al plan de estudios 2011 de la educación básica, el cual habrá de operarse hasta el 2018, cuando finalmente comience instrumentarse la propuesta curricular 2016.
El plan de estudios 2011 es producto de una serie de negociaciones que llevaron a que en ese año por primera vez en la historia del país todos los niveles que conforman la educación básica: el preescolar, la primaria y la secundaria, se unieran.
Uno de los primeros elementos que sobresalió de ese diseño fue la presencia de un nuevo apartado, el de los principios pedagógicos. Para el curriculum 2011 se presentaron doce principios pedagógicos los cuales fueron algo así como el engrudo a través del cual se intentó pegar a una serie de subsistemas que históricamente habían estado separados y que materialmente aún se encuentran muy lejos de poderse unir.
A continuación se presentan estos doce principios pedagógicos tal como aparecen en el plan de estudios 2011, y en los documentos oficiales de la Secretaria de Educación Pública, así como su página web.
1. Centrar la atención en los estudiantes y en sus procesos de aprendizaje
El centro y el referente fundamental del aprendizaje es el
estudiante, porque desde etapas tempranas se requiere generar su
disposición y capacidad de continuar aprendiendo a lo largo de su vida,
desarrollar habilidades superiores del pensamiento para solucionar
problemas, pensar críticamente, comprender y explicar situaciones desde
diversas áreas del saber, manejar información, innovar y crear en
distintos órdenes de la vida.
Los alumnos cuentan con conocimientos, creencias y suposiciones sobre
lo que se espera que aprendan, acerca del mundo que les rodea, las
relaciones entre las personas y las expectativas sobre su
comportamiento. En este sentido, es necesario reconocer la diversidad
social, cultural, lingüística, de capacidades, estilos y ritmos de
aprendizaje que tienen; es decir, desde la particularidad de situaciones
y contextos, comprender cómo aprende el que aprende y, desde esta
diversidad, generar un ambiente que acerque a estudiantes y docentes al
conocimiento significativo y con interés.
2. Planificar para potenciar el aprendizaje
La planificación es un elemento sustantivo de la práctica docente
para potenciar el aprendizaje de los estudiantes hacia el desarrollo de
competencias. Implica organizar actividades de aprendizaje a partir de
diferentes formas de trabajo, como situaciones y secuencias didácticas y
proyectos, entre otras. Las actividades deben representar desafíos
intelectuales para los estudiantes con el fin de que formulen
alternativas de solución.
Para diseñar una planificación se requiere:
- Reconocer que los estudiantes aprenden a lo largo de la vida y se involucran en su proceso de aprendizaje.
- Seleccionar estrategias didácticas que propicien la movilización de saberes y de evaluación del aprendizaje congruentes con los aprendizajes esperados.
- Reconocer que los referentes para su diseño son los aprendizajes esperados.
- Generar ambientes de aprendizaje colaborativo que favorezcan experiencias significativas.
- Considerar evidencias de desempeño que brinden información al docente para la toma de decisiones y continuar impulsando el aprendizaje de los estudiantes.
Desde esta perspectiva, el diseño de actividades de aprendizaje
requiere del conocimiento de lo que se espera que aprendan los alumnos y
de cómo aprenden, las posibilidades que tienen para acceder a los
problemas que se les plantean y qué tan significativos son para el
contexto en que se desenvuelven.
Diseñar actividades implica responder a cuestiones como las siguientes:
- ¿Qué situaciones resultarán interesantes y desafiantes para que los estudiantes indaguen, cuestionen, analicen, comprendan y reflexionen?
- ¿Cuál es el nivel de complejidad que se requiere para la actividad que se planteará y cuáles son los saberes que los alumnos tienen?
- ¿Qué aspectos quedarán a cargo de los alumnos y cuáles será necesario explicar para que puedan avanzar?
- ¿De qué manera pondrán en práctica la movilización de saberes para lograr los aprendizajes y qué desempeños los harán evidentes?
3. Generar ambientes de aprendizaje
Se denomina ambiente de aprendizaje al espacio donde se desarrolla la
comunicación y las interacciones que posibilitan el aprendizaje. Con
esta perspectiva se asume que en los ambientes de aprendizaje media la
actuación del docente para construirlos y emplearlos como tales.
En su construcción destacan los siguientes aspectos:
- La claridad respecto del aprendizaje que se espera logre el estudiante.
- El reconocimiento de los elementos del contexto: la historia del lugar, las prácticas y costumbres, las tradiciones, el carácter rural, semirural o urbano del lugar, el clima, la flora y la fauna.
- La relevancia de los materiales educativos impresos, audiovisuales y digitales.
- Las interacciones entre los estudiantes y el maestro.
Asimismo, en el hogar, como ambiente de aprendizaje, los estudiantes y
los padres de familia tienen un marco de intervención para apoyar las
actividades académicas, al organizar el tiempo y el espacio en casa.
4. Trabajar en colaboración para construir el aprendizaje
El trabajo colaborativo alude a estudiantes y maestros, y orienta las
acciones para el descubrimiento, la búsqueda de soluciones,
coincidencias y diferencias, con el propósito de construir aprendizajes
en colectivo.
Es necesario que la escuela promueva el trabajo colaborativo para
enriquecer sus prácticas considerando las siguientes características:
- Que sea inclusivo.
- Que defina metas comunes.
- Que favorezca el liderazgo compartido.
- Que permita el intercambio de recursos.
- Que desarrolle el sentido de responsabilidad y corresponsabilidad.
- Que se realice en entornos presenciales y virtuales, en tiempo real y asíncrono.
5 Poner énfasis en el desarrollo de competencias, el logro de los Estándares Curriculares y los aprendizajes esperados
La Educación Básica favorece el desarrollo de competencias, el logro
de los Estándares Curriculares y los aprendizajes esperados, porque:
Una competencia es la capacidad de responder a
diferentes situaciones, e implica un saber hacer (habilidades) con saber
(conocimiento), así como la valoración de las consecuencias de ese
hacer (valores y actitudes).
Los Estándares Curriculares son descriptores de
logro y definen aquello que los alumnos demostrarán al concluir un
periodo escolar; sintetizan los aprendizajes esperados que, en los
programas de educación primaria y secundaria, se organizan por
asignatura-grado-bloque, y en educación preescolar por campo
formativo-aspecto. Los Estándares Curriculares son equiparables con
estándares internacionales y, en conjunto con los aprendizajes
esperados, constituyen referentes para evaluaciones nacionales e
internacionales que sirvan para conocer el avance de los estudiantes
durante su tránsito por la Educación Básica, asumiendo la complejidad y
gradualidad de los aprendizajes.
Los aprendizajes esperados son indicadores de logro
que, en términos de la temporalidad establecida en los programas de
estudio, definen lo que se espera de cada alumno en términos de saber,
saber hacer y saber ser; además, le dan concreción al trabajo docente al
hacer constatable lo que los estudiantes logran, y constituyen un
referente para la planificación y la evaluación en el aula.
Los aprendizajes esperados gradúan progresivamente los conocimientos,
las habilidades, las actitudes y los valores que los alumnos deben
alcanzar para acceder a conocimientos cada vez más complejos, al logro
de los Estándares Curriculares y al desarrollo de competencias.
Las competencias, los Estándares Curriculares y los aprendizajes
esperados proveerán a los estudiantes de las herramientas necesarias
para la aplicación eficiente de todas las formas de conocimientos
adquiridos, con la intención de que respondan a las demandas actuales y
en diferentes contextos.
6. Usar materiales educativos para favorecer el aprendizaje
En la sociedad del siglo XXI los materiales educativos se han
diversificado. Como sus formatos y medios de acceso requieren
habilidades específicas para su uso, una escuela en la actualidad debe
favorecer que la comunidad educativa, además de utilizar el libro de
texto, emplee otros materiales para el aprendizaje permanente; algunos
de ellos son:
- Acervos para la Biblioteca Escolar y la Biblioteca de Aula. Contribuyen a la formación de los alumnos como usuarios de la cultura escrita; favorecen el logro de los estándares nacionales de habilidad lectora; permiten la contrastación y la discusión, y apoyan la formación de los estudiantes como lectores y escritores.
- Materiales audiovisuales, multimedia e Internet. Articulan códigos visuales, verbales y sonoros, y generan un entorno variado y rico de experiencias, a partir del cual los estudiantes crean su propio aprendizaje. En la telesecundaria, estos materiales ofrecen nuevas formas, escenarios y propuestas pedagógicas que propician aprendizajes. Para este fin existen canales exclusivos de Televisión Educativa.
- Materiales y recursos educativos informáticos. Pueden utilizarse
dentro y fuera del aula mediante portales educativos, entre los que se
encuentran:
- Objetos de aprendizaje (ODA). Son materiales digitales concebidos para que alumnos y maestros se acerquen a los contenidos de los programas de estudio de Educación Básica, para promover la interacción y el desarrollo de las habilidades digitales, el aprendizaje continuo y para que los estudiantes logren su autonomía.
- Planes de clase. Sugieren a los docentes estrategias didácticas que incorporan los ODA, los libros de texto y demás recursos existentes dentro y fuera del aula.
- Reactivos. Por medio de preguntas, afirmaciones y problemas a resolver, apoyan a maestros y alumnos para identificar el nivel de logro sobre un aprendizaje esperado.
- Plataformas tecnológicas y software educativo. Los portales Explora Primaria y Explora Secundaria integran bancos de materiales digitales, ofrecen herramientas para construir contenidos y propician el trabajo colaborativo dentro y fuera del aula, utilizan redes de aprendizaje y generan la integración de comunidades de aprendizaje.
Los materiales educativos empleados por el colectivo escolar permiten
el disfrute en el uso del tiempo libre, la creación de redes de
aprendizaje y la integración de comunidades de aprendizaje en que el
maestro se concibe como un mediador para el uso adecuado de los
materiales educativos.
7. Evaluar para aprender
El docente es el encargado de la evaluación de los aprendizajes de
los alumnos y quien realiza el seguimiento, crea oportunidades de
aprendizaje y hace modificaciones en su práctica para que éstos logren
los aprendizajes establecidos en el Plan y los programas de estudio.
La evaluación de los aprendizajes es el proceso que permite obtener
evidencias, elaborar juicios y brindar retroalimentación sobre los
logros de aprendizaje de los alumnos a lo largo de su formación; por
tanto, es parte constitutiva de la enseñanza y del aprendizaje.
Los juicios sobre los aprendizajes logrados durante el proceso de
evaluación buscan que estudiantes, docentes, madres y padres de familia o
tutores, autoridades escolares y educativas, en sus distintos niveles,
tomen decisiones que permitan mejorar el desempeño de los estudiantes.
Por tanto, en la Educación Básica el enfoque formativo deberá prevalecer
en todas las acciones de evaluación que se realicen.
Desde este enfoque se sugiere obtener evidencias y brindar
retroalimentación a los alumnos a lo largo de su formación, ya que la
que reciban sobre su aprendizaje, les permitirá participar en el
mejoramiento de su desempeño y ampliar sus posibilidades de aprender.
Para que cumpla sus propósitos, requiere comprender cómo potenciar los
logros y cómo enfrentar las dificultades. Por ello, el docente habrá de
explicitar a los estudiantes formas en que pueden superar sus
dificultades. En este sentido, una calificación o una descripción sin
propuestas de mejora resultan insuficientes e inapropiadas para mejorar
su desempeño.
Para que el enfoque formativo de la evaluación sea parte del proceso
de aprendizaje, el docente debe compartir con los alumnos y sus madres,
padres de familia o tutores lo que se espera que aprendan, así como los
criterios de evaluación. Esto brinda una comprensión y apropiación
compartida sobre la meta de aprendizaje, los instrumentos que se
utilizarán para conocer su logro, y posibilita que todos valoren los
resultados de las evaluaciones y las conviertan en insumos para el
aprendizaje; en consecuencia, es necesario que los esfuerzos se
concentren en cómo apoyar y mejorar el desempeño de los alumnos y la
práctica docente.
En educación preescolar, los referentes para la evaluación son los
aprendizajes esperados establecidos en cada campo formativo, que
constituyen la expresión concreta de las competencias; los aprendizajes
esperados orientan a las educadoras para saber en qué centrar su
observación y qué registrar en relación con lo que los niños hacen.
Para la educación primaria y secundaria, en cada bloque se establecen
los aprendizajes esperados para las asignaturas, lo que significa que
los docentes contarán con referentes de evaluación que les permitirán
dar seguimiento y apoyo cercano a los logros de aprendizaje de sus
estudiantes.
Durante un ciclo escolar, el docente realiza o promueve distintos
tipos de evaluación, tanto por el momento en que se realizan, como por
quienes intervienen en ella.
En primer término están las evaluaciones diagnósticas, que ayudan a
conocer los saberes previos de los estudiantes; las formativas, que se
realizan durante los procesos de aprendizaje y son para valorar los
avances, y las sumativas, para el caso de la educación primaria y
secundaria, cuyo fin es tomar decisiones relacionadas con la
acreditación, no así en el nivel de preescolar, donde la acreditación se
obtendrá sólo por el hecho de haberlo cursado.
En segundo término se encuentra la autoevaluación y la coevaluación
entre los estudiantes. La primera busca que conozcan y valoren sus
procesos de aprendizaje y sus actuaciones, y cuenten con bases para
mejorar su desempeño; mientras que la coevaluación es un proceso que les
permite aprender a valorar los procesos y actuaciones de sus
compañeros, con la responsabilidad que esto conlleva, además de que
representa una oportunidad para compartir estrategias de aprendizaje y
aprender juntos. Tanto en la autovaluación como en la coevaluación es
necesario brindar a los alumnos criterios sobre lo que deben aplicar
durante el proceso, con el fin de que éste se convierta en una
experiencia formativa y no sólo sea la emisión de juicios sin fundamento
La heteroevaluación, dirigida y aplicada por el docente, contribuye
al mejoramiento de los aprendizajes de los estudiantes mediante la
creación de oportunidades de aprendizaje y la mejora de la práctica
docente.
De esta manera, desde el enfoque formativo de la evaluación,
independientemente de cuándo se lleve a cabo –al inicio, durante o al
final del proceso–, de su finalidad –acreditativa o no acreditativa–, o
de quiénes intervengan en ella –docente, alumno o grupo de estudiantes–,
toda evaluación debe conducir al mejoramiento del aprendizaje y a un
mejor desempeño del docente.
Cuando los resultados no sean los esperados, el sistema educativo
creará oportunidades de aprendizaje diseñando estrategias diferenciadas,
tutorías u otros apoyos educativos que se adecuen a las necesidades de
los estudiantes.
Asimismo, cuando un estudiante muestre un desempeño que se adelante
significativamente a lo esperado para su edad y grado escolar, la
evaluación será el instrumento normativo y pedagógico que determine si
una estrategia de promoción anticipada es la mejor opción para él. En
todo caso, el sistema educativo proveerá los elementos para potenciar el
desempeño sobresaliente del estudiante. La escuela regular no será
suficiente ni para un caso ni para el otro, y la norma escolar
establecerá rutas y esquemas de apoyo en consonancia con cada caso
comentado.
Para ello, es necesario identificar las estrategias y los
instrumentos adecuados para el nivel de desarrollo y aprendizaje de los
estudiantes. Algunos instrumentos que deberán usarse para la obtención
de evidencias son:
- Rúbrica o matriz de verificación.
- Listas de cotejo o control.
- Registro anecdótico o anecdotario.
- Observación directa.
- Producciones escritas y gráficas.
- Proyectos colectivos de búsqueda de información, identificación de problemáticas y formulación de alternativas de solución.
- Esquemas y mapas conceptuales.
- Registros y cuadros de actitudes observadas en los estudiantes en actividades colectivas.
- Portafolios y carpetas de los trabajos.
- Pruebas escritas u orales.
En la asignatura Lengua Indígena es importante que el docente
considere aspectos específicos relacionados con las particularidades
culturales y lingüísticas de las lenguas indígenas al llevar a la
práctica la evaluación, como:
- Los instrumentos que se utilicen deben expresarse en la lengua materna de los niños de acuerdo con las normas sociolingüísticas que rigen este tipo de discurso.
- Los estilos lingüísticos, el código utilizado y el vocabulario expresado en los formatos o reactivos de evaluación que se utilicen, deben ser claros para los niños, tomando en cuenta las normas sociolingüísticas de sus lenguas de origen que operan en relación con la infancia y/o en función de parámetros relativos a jerarquías sociales o género.
- La evaluación contemplará los tipos textuales producidos o interpretados durante el año escolar de los estudiantes, de acuerdo con los programas de estudio de lengua indígena, así como las normas sociolingüísticas que rigen su estructura u organización de la información. Por ejemplo, no es posible pedir a un niño que responda a cierto tipo de preguntas típicas en el tratamiento del texto “noticia” (cuándo, cómo, dónde) con base en la estructura que se rige por normas propias del género periodístico, ya que en las comunidades indígenas la práctica de relatar un suceso actual parte de una estructura y una función social distinta a la que este tipo de texto tiene en el mundo hispánico.
- La evaluación debe contemplar o respetar los sistemas de creencias o cosmovisión de los estudiantes indígenas, considerando que sus interpretaciones o respuestas se enmarcan en los horizontes o contextos de sentido propio de sus culturas originarias. Asimismo, es importante contemplar el conocimiento del mundo que tienen, ya que muchos, al pertenecer a culturas en resistencia, aisladas del mundo occidental u otras regiones, tienen poco acceso a contenidos culturales distintos de los propios, lo que dificulta la comprensión de los textos que leen.
8. Favorecer la inclusión para atender a la diversidad
La educación es un derecho fundamental y una estrategia para ampliar
las oportunidades, instrumentar las relaciones interculturales, reducir
las desigualdades entre grupos sociales, cerrar brechas e impulsar la
equidad. Por lo tanto, al reconocer la diversidad que existe en nuestro
país, el sistema educativo hace efectivo este derecho al ofrecer una
educación pertinente e inclusiva.
- Pertinente porque valora, protege y desarrolla las culturas y sus visiones y conocimientos del mundo, mismos que se incluyen en el desarrollo curricular.
- Inclusiva porque se ocupa de reducir al máximo la desigualdad del acceso a las oportunidades, y evita los distintos tipos de discriminación a los que están expuestos niñas, niños y adolescentes.
En correspondencia con este principio, los docentes deben promover
entre los estudiantes el reconocimiento de la pluralidad social,
lingüística y cultural como una característica del país y del mundo en
el que viven, y fomentar que la escuela se convierta en un espacio donde
la diversidad puede apreciarse y practicarse como un aspecto de la vida
cotidiana y de enriquecimiento para todos.
Para atender a los alumnos que, por su discapacidad cognitiva,
física, mental o sensorial (visual o auditiva), requieren de estrategias
de aprendizaje y enseñanza diferenciadas, es necesario que se
identifiquen las barreras para el aprendizaje con el fin de promover y
ampliar, en la escuela y las aulas, oportunidades de aprendizaje,
accesibilidad, participación, autonomía y confianza en sí mismos,
ayudando con ello a combatir actitudes de discriminación.
Por otra parte, para atender a los alumnos con aptitudes
sobresalientes, el sistema educativo cuenta con modelos de
enriquecimiento escolar y extraescolar, y brinda parámetros para evaluar
a quienes muestren un desempeño significativamente superior al resto de
sus compañeros en el área intelectual y requieran de una promoción
anticipada.
Para el logro de este principio es indispensable la organización, la
toma de acuerdos y la vinculación entre autoridades, directivos,
docentes y madres, padres o tutores.
En ese sentido, a la Educación Básica le corresponde crear escenarios
basados en los derechos humanos y el respeto a la dignidad humana, en
los que cualquier estudiante, independientemente de sus condiciones, se
desarrolle intelectual, social, emocional y físicamente. Para ello, se
requiere que los docentes desarrollen empatía hacia las formas
culturales y necesidades de los alumnos que pueden ser distintas a sus
concepciones.
9. Incorporar temas de relevancia social
Los temas de relevancia social se derivan de los retos de una
sociedad que cambia constantemente y requiere que todos sus integrantes
actúen con responsabilidad ante el medio natural y social, la vida y la
salud, y la diversidad social, cultural y lingüística. Por lo cual, en
cada uno de los niveles y grados se abordan temas de relevancia social
que forman parte de más de un espacio curricular y contribuyen a la
formación crítica, responsable y participativa de los estudiantes en la
sociedad. Estos temas favorecen aprendizajes relacionados con valores y
actitudes sin dejar de lado conocimientos y habilidades, y se refieren a
la atención a la diversidad, la equidad de género, la educación para la
salud, la educación sexual, la educación ambiental para la
sustentabilidad, la educación financiera, la educación del consumidor,
la prevención de la violencia escolar –bullying–, la educación para la
paz y los derechos humanos, la educación vial, y la educación en valores
y ciudadanía.
10. Renovar el pacto entre el estudiante, el docente, la familia y la escuela
Desde la perspectiva actual, se requiere renovar el pacto entre los
diversos actores educativos, con el fin de promover normas que regulen
la convivencia diaria, establezcan vínculos entre los derechos y las
responsabilidades, y delimiten el ejercicio del poder y de la autoridad
en la escuela con la participación de la familia.
En la escuela, la aplicación de las reglas y normas suele ser una
atribución exclusiva de los docentes y del director, dejando fuera la
oportunidad de involucrar a los estudiantes en la comprensión de su
sentido y el establecimiento de compromisos con las mismas. Si las
normas se elaboran de manera participativa con los alumnos, e incluso
con sus familias, se convierten en un compromiso compartido y se
incrementa la posibilidad de que se respeten, permitiendo fortalecer su
autoestima, su autorregulación y su autonomía.
Sin embargo, es conveniente que las normas del salón de clases y de
la escuela se revisen periódicamente para determinar cuáles son
funcionales, que no lesionan a nadie y que apoyan el trabajo conjunto.
Asimismo, es necesario que se apliquen a todos, que ante un conflicto
que las involucre se escuche a las distintas partes, y que el
acatamiento de la norma sea una condición necesaria para el respeto y el
cumplimiento de las responsabilidades personales con la comunidad
escolar y no como un acto impuesto autoritariamente.
11. Reorientar el liderazgo
Reorientar el liderazgo implica un compromiso personal y con el
grupo, una relación horizontal en la que el diálogo informado favorezca
la toma de decisiones centrada en el aprendizaje de los alumnos. Se
tiene que construir y expresar en prácticas concretas y ámbitos
específicos, para ello se requiere mantener una relación de colegas que,
además de contribuir a la administración eficaz de la organización,
produzca cambios necesarios y útiles. Desde esta perspectiva, el
liderazgo requiere de la participación activa de estudiantes, docentes,
directivos escolares, padres de familia y otros actores, en un clima de
respeto, corresponsabilidad, transparencia y rendición de cuentas.
El liderazgo es determinante para el aseguramiento de propósitos que
resultan fundamentales para la calidad educativa, la transformación de
la organización y el funcionamiento interno de las escuelas, el
desarrollo de una gestión institucional centrada en la escuela y el
aseguramiento de los aprendizajes y, en general, el alineamiento de toda
la estructura educativa hacia el logro educativo.
Algunas características del liderazgo, que señala la Unesco y que es necesario impulsar en los espacios educativos, son:
- La creatividad colectiva.
- La visión de futuro.
- La innovación para la transformación.
- El fortalecimiento de la gestión.
- La promoción del trabajo colaborativo.
- La asesoría y la orientación.
12. La tutoría y la asesoría académica a la escuela
La tutoría se concibe como el conjunto de alternativas de atención
individualizada que parte de un diagnóstico. Sus destinatarios son
estudiantes o docentes. En el caso de los estudiantes se dirige a
quienes presentan rezago educativo o, por el contrario, poseen aptitudes
sobresalientes; si es para los maestros, se implementa para solventar
situaciones de dominio específico de los programas de estudio. En ambos
casos se requiere del diseño de trayectos individualizados.
La asesoría es un acompañamiento que se da a los docentes para la
comprensión e implementación de las nuevas propuestas curriculares. Su
reto está en la resignificación de conceptos y prácticas.
Tanto la tutoría como la asesoría suponen un acompañamiento cercano;
esto es, concebir a la escuela como un espacio de aprendizaje y
reconocer que el tutor y el asesor también aprenden.
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