sábado, 1 de diciembre de 2012

LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 2012 AL ARTÍCULO TERCERO






DESESTRUCTURACIÓN Y REORGANIZACIÓN DEL SISTEMA EDUCATIVO


La Ley del servicio profesional docente (LSPD), es una realidad que pesa hoy sobre el destino de más de un millón de trabajadores de la educación. Sin embargo su acción y efectos no pueden verse de manera clara si no se le compagina con las demás leyes y reformas que se han aprobado en los días recientes.  Las reformas al artículo 3° y  73°, así como  las adiciones a la  Ley General de Educación (LGE) y la ley que otorga la autonomía al Instituto Nacional de Evaluación Educativa, forman parte de un paquete que traerá en el sistema educativo dos efectos que quizás no sean los buscados por los que han anunciado la necesidad de implementar las mencionadas reformas legales; por una lado esta la desestructuración y por otro  la reorganización del sistema educativo del sistema educativo.  
 Por desestructuración queremos nombrar a la destrucción paulatina de todo lo que desde el punto de vista de los reformadores, obstruye el desarrollo y la calidad del sistema educativo, y por reorganización a la manera en la que se formará de nuevo el sistema de educación pública nacional. 

Aunque aún es muy pronto para adelantar algo en ambos sentidos, valdría la pena preguntarse ¿qué tanto transforma realmente las nuevas normas el juego imperante en la administración y gestión de las escuelas de educación básica? ¿Es acaso una reforma educativa?, o ¿simplemente  es una nueva forma de controlar al magisterio nacional, mediante una reforma laboral?  ¿Podemos decir que los que impulsan realmente estás leyes son reformistas? ¿Qué tanto han cambiado  las leyes educativas  realmente? 


LA REFORMA DE 2012 AL ARTÍCULO TERCERO  CONSTITUCIONAL, 
DE LA DESCENTRALIZACIÓN SIMULADA A LA CENTRALIZACIÓN NECESARIA




"La educación que imparta el Estado 
tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano
 y fomentará en él, a la vez, el amor a la Patria y la conciencia de la solidaridad internacional,
 en la independencia y en la justicia”

Artículo Tercero Constitucional (1946). 


Las leyes en México no han buscado normar o mejorar los procesos que forman nuestra vida cotidiana, los mexicanos hemos buscado a través de ellas, formar una sociedad nueva, la sociedad que queremos alcanzar. Cuándo Jaime Torres Bodet, se propuso cambiar en 1946 el artículo tercero constitucional que decía: 

"la educación que imparta el Estado será socialista, y además de excluir toda doctrina religiosa combatirá el fanatismo y los prejuicios, para lo cual la escuela organizará sus enseñanzas y actividades en forma que permita crear en la juventud un concepto racional y exacto del universo y de la vida social".  

No pensaba solo en la gratuidad, obligatoriedad y laicidad, características  que desde el siglo XIX, los liberales buscaban imprimir en la educación nacional.  Torres Bodet plasmo en su reforma de 1946 una visión humanista del individuo donde los valores y el sentido de justicia y amor a la paria estuvieran consagrados, aunque esta transformación solo era en algunas líneas, el espíritu del artículo tercero se trasformaba para siempre, actualizando y dotando a la educación básica de un marco que englobaba en sí mismo las bases filosóficas, legales y organizativas al sistema educativo Mexicano.

En 1992  la fracción III del artículo tercero decía:

 "Para dar pleno cumplimiento a lo dispuesto en el segundo párrafo y en la fracción II, el Ejecutivo Federal determinará los planes y programas de estudio de la educación preescolar, primaria, secundaria y normal para toda la República. Para tales efectos, el Ejecutivo Federal considerará la opinión de los gobiernos de los Estados y del Distrito Federal, así como de los diversos sectores sociales involucrados en la educación, los maestros y los padres de familia en los términos que la ley señale"

Con esta medida lo único que se propició es que el gobierno federal concentrará en sus manos funciones específicas, en las que incluso distribuía el gasto educativo, impidiendo que el federalismo educativo se cumpliera y generará una situación de excepción en el Distrito Federal, ya que esta fue la única entidad que no se descentralizo y carga sobre sus espaldas el pesado bloque de la administración federal de la educación publica

Ahora en el año 2012 hemos contemplado una nueva reforma a este artículo, que se suma a las de 1946, 1980 (autonomía universitaria), 1993 (Descentralización educativa) 2004 (obligatoriedad del preescolar) y 2012 (obligatoriedad del bachillerato), la reforma actual adiciona el siguiente texto a la fracción III: 

"el ingreso al servicio docente y la promoción a cargos con funciones de dirección o de supervisión en la educación básica y media superior que imparta el Estado, se llevarán a cabo mediante concursos de oposición que garanticen la idoneidad de los conocimientos y capacidades que correspondan. La ley reglamentaria fijará los criterios, los términos y condiciones de la evaluación obligatoria para el ingreso, la promoción, el reconocimiento y la permanencia en el servicio profesional con pleno respeto a los derechos constitucionales de los trabajadores de la educación. Serán nulos todos los ingresos y promociones que no sean otorgados conforme a la ley". 

Con esta adición al artículo tercero y las demás que crean el INEE, en lugar de que el servicio educativo se vea fortalecido asistimos a un duro proceso de reconcentración de funciones, ahora no solo se decidirá desde el gobierno federal, el programa de estudios y el presupuesto educativo, sino ahora la reglamentación de la función docente, todo esto se decidirá desde el centro.   Nada de esto es nuevo, y nos regresa a aquel tiempo en que se tenía la soberbia de pensar que una Secretaria de Educación Pública todo poderosa, sería capaz de dirigir los destinos de una sociedad tan diferente y desigual como la Méxicana.

No existe un solo México, ni mucho menos una sola cultura Mexicana, de donde sale ahora la idea que será posible manejar desde una nueva burocracia educativa encarnada por el INEE, lograr la estandarización del sistema educativo. Algunos dicen que es necesario fijar, evaluar y medir desde un punto de vista internacional, fijando indicadores que sirvan para llegar a ser el país de primer mundo que tanto se ha prometido alcanzar en los distintos gobiernos.  Y es precisamente así como se logran las metas de una nación. Pero cuando se invoca esta cuestión se ignora decirnos como es que dicha información realmente interacciona para lograr un mejor sistema,  para empujar la mejora. Y es que cuando se habla de permanencia en el servicio, se abre la posibilidad de separar a todos aquellos que no sean idóneos para el cargo, criterio que depende más de quién juzga a quién, que de la verdadera interacción en el aula.

Elba Esther Gordillo la otrora todo poderosa líder del sindicato solo logró oponerse a este punto el de la permanencia pero  no ha sido capaz de mirar, o tal vez no le dieron tiempo,  que el verdadero problema de operación que se esconde en esta adición al artículo tercero es que además de que no se sustituye ni actualiza la visión del hombre que debe formar el estado mexicano y abre el camino para que este sea más centralizado y menos coherente, la palabra calidad,  y lo cierto es que aunque nos duela la palabra calidad no dice nada. Ni siquiera está definida, ¿cómo acaso podremos alcanzarla?  


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