lunes, 4 de mayo de 2020

Pase lo que pase la educación debe continuar



Mientras solo un 20% de la fuerza laboral en México puede darse el lujo de quedarse en casa, aislándose como lo solicitan las medidas sanitarias aplicadas a nivel mundial, el 80% restante debe enfrentar un reto más; qué la educación de sus hijos continué.

Instalada en la informalidad, la falta de ahorros, y por ende la poca inversión, la economía mexicana, no ha podido detenerse, y al igual que se gestiona la pandemía, solo puede retrasarse, pero a diferencia de ésta que tendrá un final, los problemas para nuestra sociedad apenas comienzan.


México ha tenido una respuesta muy particular ante la pandemía en lugar de homenajear a sus médicos, reconocer su esfuerzo, y buscar motivarlos, para que el sistema de salud no colapse, una parte de la población del país ha discriminado a la comunidad de trabajadores de la salud (aventándoles cosas, bajándolos del transporte público, sacándolos de sus casas), obligando al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), ha emitir una solicitud a sus médicos y enfermeros, a no portar su uniforme institucional fuera de los hospitales.   Incluso en alguna ciudad han amenazado con quemar los nosocomios que tengan pacientes con COVID-19.

En otras localidades se han cerrado los accesos de una manera total a poblaciones rurales, cual si se estuviera en alguna provincia dominada por el Partido Comunista Chino.

 Una familia en Ecatepec irrumpe violentamente en el Hospital Regional de las Américas (dependiente del Gobierno del Estado de México), buscan al cadáver de uno de los suyos, entre un pequeño grupo de cuerpos apilados, abren las bolsas sin importar que los cuerpos inertes, aún guardando las medidas más estrictas,  pueden ser focos de infección viral y bacteriana (fómites), denuncian entre gritos que no se les esta dando el seguimiento adecuado, y ahí entre un proceso desesperado de comprensión y acoso por la prensa, una madre suelta una declaración impresionante "sabemos que el COVID, no existe".

Como si fuera poco el dolor de perder a un ser querido, en pocas horas se supo que el joven fallecido, no había guardado la condena que cumplía en prisión domiciliaria y que siguiendo sus rutas por el rastreador que llevaba, podía demostrarse que tampoco había obedecido las medidas sanitarias establecidas por las autoridades de salud. La condena social no se hizo esperar y el linchamiento mediático no los ha bajado de irresponsables.

¿De dónde viene esta respuesta a todas luces producto del miedo? Muchos han levantado el dedo para apuntar a la Escuela, según ellos la ignorancia esta detrás de estas respuestas, permítame disentir de esta interpretación.   Y situarme en un concepto que no se ha cultivado eficientemente desde la familia mexicana, al menos en los últimos años, el del altruismo.

El altruismo nos lleva a ayudar a los demás en un nivel muy básico, y sacrificar nuestra vida por los otros en un nivel superior.  Un médico, un policía, un maestro, deben tener esta cualidad al menos en alguna proporción, ya que no hay dinero que alcance para pagarle a alguien, por salvar vidas.

Lo que todas estas acciones dejan ver es que nos queda poco altruismo, pero ese poco alcanza para mucho,  es lo que sostiene los hospitales en estos momentos, donde comienzan a llover los permisos económicos, las licencias médicas, entre un personal de salud, que de manera comprensible, busca escapar de la saturación hospitalaria que los expone y reclama.

La pedagogía de la emergencia ha llegado para quedarse, pero esta no será valiosa en nuestro país si no la volcamos en lo que realmente necesitamos como sociedad, por ahora los contenidos pueden esperar, lo que es urgente es reconstruir a la comunidad. 
 

La obediencia como producto del miedo, es peligrosa porque es irreflexiva y estéril, la obediencia como producto del altruismo, es una fuente de soluciones creativas, a eso debemos apostar, ya que ahí es donde una madre analfabeta encuentra soluciones para abrir un correo electrónico y mandar las tareas de sus hijos, es también la forma más generosa de encontrar información que trascienda el cerco mediático de una oposición, a la que no le importa ver el sufrimiento de los demás con tal de probar sus "predicciones".

Adendum: Los maestros rurales hacen despensas para sus alumnos en comunidades campesinas, viajan kilómetros para entregar actividades en hojas de papel directamente en las manos de sus alumnos, que sean ellos nuestro ejemplo, no los youtubers. 


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