viernes, 24 de junio de 2016

Ojalá las lean

Se está poniendo de moda leer las modificaciones constitucionales de 2012 (artículos 3° y 73°), así como su paquete de leyes secundarias promulgadas en 2013, para intentar entender la irracionalidad del movimiento magisterial que en muchos estados del país encabeza la CNTE. 




Sí, como usted puede leerlo, desde la tribuna de los que enjuician a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), y condenan siguiendo los calificativos de varios diarios extranjeros como ultraizquierdista y violenta, nos invitan a leer el paquete de leyes que los poderes de la Unión volvieron obligatorias para el sector educativo, como si en ellas pudiéramos encontrar los argumentos para descalificar la lucha que ya durante cuatro años ha sostenido el magisterio de varios estados del país, que ante los hechos de violencia en Nochixtlán Oaxaca va creciendo. 


Ojalá lo hagan para que una vez que terminen con: 

  1. Decreto del 26 de febrero de 2013 
  2. Artículo 3º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos 
  3. Ley General de Educación 
  4. Ley General del Servicio Profesional Docente 
  5. Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación 


Puedan comprender que: 


No TODAS las plazas del magisterio se heredaban o vendían, en todos los estados existían mecanismos institucionales para su otorgamiento, en los que la legalidad y el decoro eran las características principales. Dichos mecanismos también regulaban otras promociones y mejores recursos en el servicio. Hoy el sistema de ingreso al servicio profesional docente esta regulado por un examen, al igual que la permanencia y la promoción, sin embargo los procesos que dan vida a dichas leyes no se enuncian en las leyes, y los mismos no tienen nada que ver con el espíritu con que fueron concebidas. Pues el desempeño docente va mucho más allá de la planificación didáctica. 


En el Artículo Tercero se incluye un concepto de calidad que resulta ambiguo, y cuya definición operativa contenida en la Ley General de Educación, solo garantiza factores externos al proceso de aprendizaje. Se concentra únicamente en las condiciones de la enseñanza, sin que se insinúen las condiciones para su desarrollo, entendiendo por esto a la infraestructura y la idoneidad de los docentes en la ejecución de sus funciones. 


Es un reforma centralista, mientras que en todos los sistemas que nuestra patria busca emular, como los de Hong Kong o Japón, cuyos resultados en la prueba PISA son la meta a alcanzar, la evaluación docente se realiza en las escuelas y por los superiores jerárquicos de los docentes, es decir los directivos o un cuerpo docente análogo.  En México hemos creado una entidad aparte, pero atada de manos ante la Secretaria de Educación Pública que permanece como creador todo poderoso con capacidad de veto,  la Coordinación del Servicio Profesional Docente;  que de manera generalizada en todo el país aplica la prueba definida por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa, otra entidad que fue remasterizada con estás reformas y dotada de un poder de omnisciencia que a través de cálculos estadísticos es la encargada de definir el rumbo que tendrá una evaluación, que hasta ahora a resultado descontextualizada y alejada de la realidad regional que vive un país tan diverso y desigual como el nuestro. 


Es una reforma sin contenido pedagógico, los maestros de primaria en el Distrito Federal le han llamado Reforma Laboral, ningún nombre le queda mejor a este cuerpo de leyes, no se toca ni siquiera con ninguna insinuación, un diagnóstico pedagógico, o si quiera una línea que a manera de presagio orientará el uso didáctico que la articulación de la educación básica planteada apenas unos años antes, habría de conjuntarse con las nuevas medidas. El espíritu con el que se han guiado las reformas educativas de los últimos años y que han llevado a la articulación de la educación básica, han tenido como objetivo dotar de un solo programa educativo a los tres niveles de la Educación Básica, todo este avance que se cruza nuevamente con la federalización educativa ha quedado una vez más en el aire a espera de que los tiempos o a los Secretarios de Educación les de la gana resolverlos. 


La oposición a la Reforma Laboral no es solo por el control de las plazas, sino porqué plantea una nueva modalidad de trabajo, para el que no se ha sido capacitado y cuya adquisición cada docente resuelve en la medida de sus posibilidades, mucho más reducidas en los ambientes rurales que una vez más deben aplicar, los programas definidos desde la comodidad de la Ciudad de México y con una visión laboral de la misma procedencia.

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