Los amores virtuales no existen, lo escribiré una vez más gentil lector, los amores virtuales no existen. A pesar de toda la literatura y experiencias que contradicen tajantemente mi afirmación y que no son otra cosa que excepciones que hacen más rara y deformada la idea de una relación. Ningún proceso a contribuido más dificultar la interacción humana que la internet, palabras como gosthing, stalking, gromming, se han sumado a las ya de por sí complejas relaciones de pareja. Y es que vivimos pendientes, y muchas veces absorbidos viendo a través de nuestras sofisticadas pantallas las aventuras de personas inexistentes, en ambientes paradisiacos que nada tienen que ver con la realidad de los miles de seguidores que por la parafernalia tecnológica hemos perdido la capacidad de diferenciar el sueño de la realidad.
Pero no todo son imágenes afrodisiacas
y perturbadoras las redes sociales cual derivación de la escritura, al menos
como las conocimos a principios del año 2000.
Hi5, Facebook, Tumblr, y un pequeño etc., en sus inicios nos permitieron
caer en una ficción que empresarios como Elón Musk empiezan a desmontar que
somos una especie de comunidad virtual y que poder acceder a ciertas formas de
interacción total son imposibles sin el capital como intermediario.
Fue en ese contexto, el de las
redes sociales, donde generé un día la
falsa idea de que ahí podría encontrar al amor, y pobre de mí, sin saberlo
rechazaría sus expresiones verdaderas, aunque en defensa diré que no se puede
rechazar lo que no puede reconocerse ¿o sí?
Los movimientos que reivindican identidades
de todo tipo y que exigen un activismo revisionista, nos piden reconocer nuestros
privilegios y en algunos casos abstenernos de actuar como aliados de algunos colectivos,
aunque nos sintamos identificados con sus luchas. Esta exploración que para ser
transformadora debe ser un ejercicio ante todo personal, nos lleva a cosas que
antes parecían imposibles como reivindicar el derecho a la desesperación a la ambivalencia.
Son tiempos diferentes por ello creo que hoy me es más fácil escribir de uno de
los procesos más difíciles de mi vida, superar el gosthing, de alguien que simplemente
despareció cuando yo pensé que todo iba bien, y es que negarme a hablar de ello
por años fue un factor que retraso mi sanación, y es que ahora comprendo que no
estaba loco, simplemente fui engañado, por razones probablemente narcisistas.
En aquellos años pensaba que
sabía lo que quería y que estaba dispuesto a todo por lograrlo. No sabía nada pero
si hice todo por lograr lo que todos los que eran importantes para mí deseaban que
logrará, obviamente no podía darme cuenta en ese entonces, pero en esa confusión
ocurrió nuestro encuentro, qué no duro más
de 2 semanas siendo estrictos y de pronto, desapareciste, .ocho largos años duré espiándole virtualmente,
enrollándome en relaciones que intentaban suplirle, ocultar una realidad no me había
querido ni un poco. Pero creo que lo más
humillante fue ver como seguía probando con gente que no era yo, cuando yo dejaría
todo para estar con él, en cuanto me lo pidiera. Hoy por alguna razón volví a
ese horrible vicio de Stalkearle aunque en un proceso que solo puedo explicar como
una afortunada maduración personal, no me burle del físico, de tu amada pareja
ni tampoco me invadió la envidia o el rencor, lo vi, te vi contento y yo decidí
compartir su alegría, no sé qué los lleva a estar juntos, pero ahora comprendo
que eso jamás nos habría ocurrido, te he culpado todos estos años por las
oportunidades que rechace, no me quede ni con el más guapo, ni con el más adinerado
y mucho menos con el más inteligente, que para mi sorpresa nunca dejaron de
llegar, pero yo no los retuve a pesar de su notorio interés, no es el daño que
me causaste con lo que te tengo que vivir es con el que yo mismo me provoqué,
pero qué padre es poder culparte, sobre todo entendiendo que nunca estuve loco,
tu me hiciste creer que la fantasía era real, a eso le llaman algunos violencia,
lo es sin duda, y es que saberlo nos permite ver que la maldad también esta en
nosotros y debemos desprendernos de ella para avanzar.
Felices cinco años, no sé qué has
hecho para lograrlo, tampoco si lo mereces, pero ignoro lo que has luchado para
lograrlo y sabes algo no me importa averiguarlo, ese es mi avance.
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