sábado, 24 de enero de 2009

EL DERECHO A RECORDARTE


La Generación 2002-2006,  de la Licenciatura en Educación Secundaria con Especialidad en Historia
de la Escuela Normal Superior de México. 


"Hola solo quiero avisarte que Estrella está viviendo sus últimos momentos, en cuanto se vaya la vamos a llevar a la casa en Xalpa".


Reina Estrella me pidió que fuera su padrino de medallas en su boda, ese día llegué tarde
lo cuál solo provocó en mi amiga muchas risas, porque siempre decía que era incorregible. 


Hoy 24 de enero comienza el nuevo año chino y también termina una etapa más en muchas vidas conocidas, mi amiga Reina Estrella, está muriendo, su esposo me acaba de enviar un mensaje y yo, francamente destrozado escribo estas líneas, en nombre de quienes no han perdido la esperanza de verla vivir, pero también en nombre de los que he visto rezar porque parta al fin.

"Como pueden ver, a mi lado tengo un vaso de agua conteniendo una dosis de cianuro de potasio. Cuando lo beba habré renunciado -voluntariamente- a la propiedad más legítima y privada que poseo; es decir, mi cuerpo. También me habré liberado de una humillante esclavitud -la tetraplejia-". Así narró Ramón Sampedro su muerte en su testamento video gráfico después de una convalecencia de 29 años.

Reina Estrella, me confeso que quería morir y no sé qué derecho tenemos a retenerla a nuestro lado, si el dolor que siente le impide disfrutar de nuestra compañía, si el aire que respiramos no puede llegar a su organismo y todos sus órganos han dejado de funcionar.

Reina Estrella a la derecha, siempre se mostraba seria en las fotos, salvo en esta... 


A su alrededor hay muchas lágrimas, pero hay gente a su lado que esta muriendo sola, en las otras camas en la misma sala, fría e iluminada donde vive su agonía. ¿Si ellos hablarán pedirían morir también?

Parece ridículo,  pero hablamos con ella mi compañera  y yo,  para despedirnos para siempre de la que fue nuestra amiga.

Cuatro años juntos en la misma escuela, compartiendo mucho más que las clases, te recuerdo sonriendo, siempre sonriendo y defendiendo lo que pensabas. Nunca olvidaré las veces que marchaste a nuestro lado, no porque creyeras en nuestra lucha sino porque querías estar a mí lado apoyándome, y que después de 6 horas de negociación en cualquier dependencia, podía contar contigo para acompañarme al metro porque a pesar del calor o de la lluvia ahí estaría mi amiga, 7 años de amistad, en los que no hice mucho para merecerte, siete años de conocer a una chica brillante, que se definía así misma cómo "normal", que gracioso suena eso al mirar su valentía, su dignidad, su vanidad de mujer...

Recuerdo de un viaje de estudios a Oaxaca de Juárez. 


Gracias por todo lo que me diste, soy un tonto no entiendo de amistad ni de amor, pero gracias a personas como tú estoy aprendiendo.





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