Cuando el calendario escolar 2025-2026 fue publicado en los
últimos días del ciclo anterior, llamó la atención de la mayoría de los
docentes que apareciera un nuevo apartado de observancia obligatoria para todas
las escuelas de educación básica del país: el día 8 de septiembre de 2025
tendría que realizarse la jornada de concientización sobre la gravedad del
abuso sexual y el maltrato infantil “Te veo, te creo, te cuido”. Sin
que se nos instruyera de manera clara en qué consistiría dicha conmemoración,
pronto nos enteramos de que se trataba de una medida de reparación ordenada por
un juez federal.
Los hechos han sido retratados por varios periodistas e
investigadores educativos y podrían resumirse en un cuento de terror, que no
parece terminarse de vivir.
Lo ocurrido en el kínder “Marcelino de Champagnat”,
en la Ciudad de México hace siete años, resulta inquietante por muchas razones.
Los abusos cometidos por el auxiliar educativo Ramón N., apodado por la prensa
como “El Monstruo” se perpetraban en las instalaciones del plantel
—salones, baños— e incluso en lugares externos, como un cine al que el
implicado llevaba a los niños como actividad escolar. Este sujeto fue
denunciado en varias ocasiones, pero, tras el encubrimiento del que se
benefició, presumiblemente dentro de la propia escuela, muchos padres
desistieron de continuar con las demandas judiciales.
En un juicio que habría durado al menos 134 horas y en el
que se escuchó a 147 testigos, en diciembre de 2021 Ramón N., “El Monstruo”,
fue condenado a casi 500 años de prisión. A pesar de toda la investigación —que
marcó un hito en este tipo de casos por las técnicas periciales utilizadas para
exponer el modus operandi de la violencia sistémica vivida por las
víctimas—, el sujeto consiguió una apelación de cuatro años que finalmente se
resolvió en su contra. Hoy suman 57 denuncias, pero solo 17 han concluido, y
existen más de 13 funcionarios involucrados.
La condena ratificada por un juez federal contra “El
Monstruo” y otros funcionarios alcanzó también a la Secretaría de Educación
Pública, la cual debió ofrecer una disculpa pública e incluir en el calendario
escolar la realización de la “Jornada de Concientización sobre la Gravedad
del Abuso Sexual y Maltrato Infantil”, que habría de incluir acciones en
las escuelas como:
- Reunión
     informativa, plática o conferencia dirigida a familias y personas
     cuidadoras, de ser posible en coordinación con SIPINNA, la Comisión de
     Derechos Humanos, el DIF, el PPNNA u otras instancias especializadas, con
     temas como: ¿qué son la violencia sexual y el maltrato a niñas, niños y
     adolescentes?, ¿cómo reconocer señales?, ¿qué hacer si una niña, un niño o
     un adolescente lo comunica?, ¿cómo protegerlos?
- Mural
     “Manos que cuidan, voces que escuchan”, con la participación de
     toda la comunidad educativa. Consiste en la producción de frases
     preventivas de la violencia sexual y el maltrato, al tiempo que se
     proponen formas de cuidado, protección y comunicación.
- Lectura
     de cuentos o narraciones a familias y personas cuidadoras sobre violencia
     sexual y maltrato infantil.
- Exposición
     de carteles o dibujos “Mi cuerpo, mi derecho”.
- Dramatizaciones
     escolares o videos educativos.
- Historietas
     y microcuentos.
- Elaboración
     y socialización del “Mapa escolar de ayuda”: ¿con quién hablar?,
     ¿cómo pedir ayuda?, ¿qué hacer ante un caso?
- Instalación
     simbólica del “Buzón de las voces valientes”, espacio seguro para
     expresar emociones, preocupaciones o reportes.
- Presentaciones
     artísticas, lectura de manifiestos, intervenciones musicales o poéticas de
     niñas, niños y adolescentes.
- Entrega
     simbólica de mensajes: cartas o dibujos con propuestas de autocuidado.
Aunque estoy seguro de que en muchos lugares esta
instrucción se cumplió con actividades en todo el país, lamento que en varias
escuelas que conozco no se realizara ninguna acción. No solo se incumplió con
la orden judicial, sino que se desaprovechó la oportunidad de seguir luchando contra
el tercer lugar  que  México ocupa en violencia sexual infantil a
nivel mundial. Afortunadamente, estoy convencido de que muchas maestras y
maestros no solo realizaron verdaderos actos de reflexión sobre el abuso sexual
y el maltrato infantil, sino que cada día les previenen, a veces a costa de sí
mismos.
Adéndum: No sabemos cómo terminó el caso de Fátima,
la alumna que habría resultado herida el 4 de febrero pasado por sufrir bullying
en su Secundaria. Ojalá que ya esté viviendo una vida feliz y tanto ella como su familia hayan superado
esos hechos lamentables y estén recibido la justicia que merecen. 
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